Histórico traslado de la Madre del Valle hasta la Gruta donde inició la historia de 400 años de amor

El Obispo pidió a la Virgen “que este Año Jubilar lo vivamos con la mejor disposición para poder acoger a los congresistas y peregrinos que nos visitarán en el Año Mariano Nacional”. También rogó “que pronto veamos glorificado entre los santos a tu dilecto hijo Fray Mamerto Esquiú, y que reine la paz, la unidad, el respeto, la tolerancia y el perdón en Argentina”.

En los umbrales del Año Jubilar por los 400 años del hallazgo de la Sagrada Imagen, que comenzaremos a vivir el próximo 8 de diciembre, se imponía comenzar estas solemnidades en honor de Nuestra Madre Morena de un modo distinto.

Es así que, a diferencia de otros años, la tradicional Bajada se realizó en horas de la mañana anunciada por el repique de las campanas. A las 9.00, la Imagen de la Virgen del Valle bajó desde el Camarín hasta el Presbiterio de la Catedral Basílica y Santuario Mariano, en brazos del Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, acompañado por sacerdotes del clero catamarqueño.

La multitud reunida en el templo y en el Paseo de la Fe, la saludaba con pañuelos en alto, levantando las manos y con vivas salidos desde lo profundo del corazón. Los rostros cubiertos de lágrimas, marcados por la emoción, eran la postal de este momento de cercanía de la Madre con sus hijos.

Al pueblo gozoso se unieron las autoridades civiles, encabezadas por la Gobernadora, Dra. Lucía Lucía Corpacci; y el Intendente de Capital, Lic. Raúl Jalil, acompañado por su esposa, la diputada nacional, Dra. Silvana Ginocchio; legislativas, judiciales y de las fuerzas de seguridad.

 

Mientras, resonaba con fuerza: “¡Gracias, Virgen María, por ser consuelo en el dolor y esperanza en nuestras alegrías!”. Y el lema del Año Mariano Nacional y IV Congreso Mariano Nacional: “Con María, servidores de la Esperanza”, era repetido por todos los presentes. “¡Gracias por 400 años de presencia, por llevarnos a Jesús, gracias por escuchar nuestras plegarias!”, pronunciaban con emoción los guías de la celebración. “Ave María, traes al mundo el Amor, Madre de los peregrinos, Madre del Pueblo de Dios”, cantaron todos con fe y alegría.

Luego que el Rector del Santuario Mariano, Pbro. José Antonio Díaz, colocó a la Venerada Imagen en el trono festivo, fue proclamada la lectura de la primera carta del apóstol san

Pablo a los cristianos de Corintios, un pasaje del capítulo 2, que se refiere al poder del Espíritu.

Con mucha fuerza se cantaron estrofas del Magníficat, “Bendita, tú, entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” entonaban todos en la antífona del salmo, y coreaban las estrofas del canto que la Virgen pronunció en su visita a Santa Isabel: “Glorifica mi alma al Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha puesto los ojos en su Esclava, muy dichosa me dirán todos los pueblos…”.

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