“Forjemos una Patria donde quepan todos: el niño desde su concepción y su mamá”

El obispo dijo que un legislador “no puede limitarse a constatar una norma sin previo juicio de valor”.

A pesar de tratarse de una celebración por el 202° aniversario de la Declaración de la Independencia, ayer, el discurso de monseñor Luis Urbanc apuntó a la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), que desde este martes se comenzará a discutir en el Senado de la Nación. El obispo tomó algunos conceptos para instar a cuidar las dos vidas, forjando “una Patria donde quepan todos: el niño desde su concepción y su mama”.
La ceremonia religiosa se llevó a cabo a primeras horas de la mañana en el templo parroquial del Inmaculado Corazón de María. Allí estuvieron presentes la gobernadora Lucía Corpacci y el intendente de Capital Raúl Jalil, entre otros.
El máximo representante eclesiástico de la iglesia católica local rescató algunos conceptos del presidente Nicolás Avellaneda, cuando afirma que “el Congreso de Tucumán ‘se halla definido por dos rasgos fundamentales: patriota y religioso, en el sentido más riguroso de la palabra’”.
“No todo lo que es técnicamente posible es moralmente válido, y por ende realizable”, dijo Urbanc en un fragmento de su discurso, recordando “el deplorable y tan naturalmente utilizado axioma de Maquiavelo: ‘el fin justifica los medios’”.

Interrupción del embarazo
Así las cosas, Urbanc se refirió a la “defensa de la vida”: “En este día nos corresponde reflexionar, traer luz y orar por lo que está ocupando el debate no solo en el Congreso de la Nación sino en nuestra sociedad, pues, gracias a Dios, muchos se han expresado acerca de la defensa que tenemos que hacer de la vida humana en gestación”, manifestó, para apuntar que “el primer deber del Estado es cuidar la vida de sus habitantes, especialmente de los más pobres y débiles”.
En este orden de ideas, el obispo trajo a colación conceptos del Papa Francisco: “La defensa del inocente que no ha nacido debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo’”.
“¡Qué bueno que para Dios no hay excluidos! Entonces, en comunión con nuestros antepasados, con nuestras raíces, forjemos una Patria donde quepan todos: el niño desde su concepción y su mamá”, agregó.
“Que nadie esté desamparado y que los derechos de unos no avasallen los derechos de otros. Honremos el deber de cuidar la vida de todos”, recalcó Urbanc.
El obispo recordó a los que, junto a sus pares del país, hablaron “acerca de las leyes en la Asamblea Plenaria de la CEA, sobre algunos temas vinculados a la reforma del Código Civil”.
“Las leyes son necesarias para la buena vida social. Su contenido no es indiferente, porque las leyes son indicativas de las conductas que la sociedad considera valiosas, para alentarlas y protegerlas, o disvaliosas, para prohibirlas o castigarlas. En ese sentido, la ley, sin identificarse con la moral, tiene un indudable contenido moral. No hay leyes moralmente neutras”, rememoró Urbanc.
De esta forma, señaló que la ley “no es una mera fotografía de lo que ocurre, sino una orientación de lo que se espera”, por lo tanto “el legislador no puede limitarse a constatar que algo existe en la realidad, o puede existir, para darle valor legal -es decir, de norma, o regla de conducta-, sin un previo juicio de valor”.
“En la vida cotidiana se verifican conductas perjudiciales al bien común, que deben ser reprobadas y no convalidadas por el solo hecho de que algunas personas las lleven a cabo”, continuó  el obispo, e indicó la necesidad de “tamizar las distintas opiniones y propuestas, en orden a ese bien común, que es el bien de ese ‘todos nosotros’”.
De esta manera, observó que “no es un bien que se busca por sí mismo, sino para las personas que forman parte de la comunidad social, y solo en ella pueden conseguir su bien realmente y de modo más eficaz”.
Urbanc mencionó al “Venerable obispo Mamerto Esquiú” puesto que “su madre, que tuvo muchas dificultades para gestarlo y mantenerlo con vida, lo confió a Dios, con la promesa de que vestiría el hábito de San Francisco, para que nos ayude con su ejemplo de vida cristiana y ciudadana, a fin de que nuestras leyes respondan a los principios básicos de la Constitución Nacional y la Provincial, de las que él fue un gran impulsor, cumplidor y difusor”.

“Es la muerte de un inocente”

Con la presencia de Gabriela Michetti en reemplazo de Mauricio Macri, el arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez, encabezó el Te Deum en la catedral provincial con motivo del Día de la Independencia.
“Respetemos este derecho fundamental que tiene todo ser humano, todo argentino”, reclamó el arzobispo ante autoridades nacionales y provinciales. “El valor inalienable de la vida es un derecho que tiene todo argentino. Toda vida vale, todo hombre es importante, no hay sobrantes en la Argentina. Nos toca edificar desde la promoción de la vida. El aborto es muerte de un inocente, de un niño y de un argentino”, consideró el líder eclesiástico.
“Nadie tiene derecho a eliminar la vida de otro ser humano”, sostuvo Sánchez en su homilía.

“Es para reflexionar”

La mandataria Corpacci evaluó el Te Deum como un momento para reflexionar: “Siempre es grato ponerse en manos de Dios, como lo decía el obispo. El Te Deum es para dar gracias y también para reflexionar”.

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