Elecciones de World Rugby: Pichot no pudo pero le deja presión al mandato de Beaumont

Le faltó muy poco, pero al mismo tiempo es mucho lo que logró construir. Agustín Pichot fue superado por Bill Beaumont en la carrera por el sillón presidencial de World Rugby, que seguirá en poder del inglés por cuatro años más.

«Felicitaciones, Bill. No se dio. Gracias a todos!!!! De corazón», escribió el argentino en un tuit, inmediatamente después de conocido el resultado.

Según el comunicado oficial, el resultado fue 28 votos para Beaumont contra 23 del argentino. Esto significa, de acuerdo con la estimación que había hecho el propio Pichot, que los cuatro votos que estaban en duda (dos de Japón y dos de África) fueron para el saco del presidente reelecto.

«Quiero agradecerle a Gus [Pichot] por su amistad y apoyo durante los últimos cuatro años. Aunque nos enfrentamos en esta campaña, estuvimos alineados de muchas maneras y le guardo el mayor respeto. Gus es un apasionado del deportes y su contribución fue muy significativa», expresó Beaumont a través de un comunicado oficial de World Rugby.

Al margen de la derrota, el argentino realizó una enorme elección en la que arrancó de atrás y fue ganando voluntades, incluso de países que parecían adversos y hasta en el seno de otros que votaron por el status quo. Al punto tal que Gales se vio obligado a cantar su voto a favor de Beaumont luego de que surgieran rumores de que uno de los países del Seis Naciones le darían la espalda. Finalmente el bloque se mantuvo unido, pero Pichot consiguió torcer varios votos que inicialmente parecían estar del lado de la continuidad. Su postulación repercutió dentro del mundo ovalado y dejó un claro mensaje de que hay estructuras enquistadas que, más allá de los dirigentes de turno, es necesario cambiar con presteza y le puso una enorme presión al nuevo mandato.

Beaumont termina por imponerse luego de un proceso de votación que por lo menos resultó polémico. World Rugby insistió con mantener la fecha pese al estado de parálisis mundial, algo con lo que Pichot no estaba de acuerdo, e implementó un sistema que dio lugar a la especulación. Más allá de que por razones de fuerza mayor se realizó de manera electrónica (vía e-mail hacia una empresa de auditoría en Suiza: PWC), no resultó transparente que abarcara cuatro días, lo que habilitó la especulación y la negociación. El hecho de que el voto fuera secreto y no a mano alzada alimentó esta situación. Mientras que algunos miembros hicieron pública su preferencia, otros lo mantuvieron bajo cuatro llaves y se permitieron negociar con esta situación. Tampoco quedó claro la decisión inicial de dar a conocer los resultados 12 días después del cierre de los comicios, anuncio que finalmente se adelantó para la mañana del sábado.

Crédito: twitter

Inglaterra, Gales, Francia, Italia, Canadá y Europa hicieron pública su preferencia por Beaumont, mientras que Pichot contó con el aval explícito de la Argentina, Nueva Zelanda, Australia, Sudamérica, Asia y Uruguay. El resto de los votos no se dio a publicidad, pero se estima que el ganador contó con las demás uniones del Seis Naciones, uno de los dos votos de Norteamérica, Fiji y Samoa y, en función del resultado final, se desprende que los dos de África y los dos de Japón.

La elección de Beaumont representa la victoria del status quo. Si bien su plataforma no distaba mucho de la de Pichot y también proclamó la necesidad de una transformación para convertir al rugby en un deporte global, la permanencia del inglés implica que el poder seguirá estando concentrado en los países centrales. Si efectivamente hay cambios que impulsen algún tipo de crecimiento, no será sino a través de un proceso lento.

«En los últimos cuatro años logramos muchas cosas, pero estamos a mitad de camino y necesitamos empujar más en el segundo tiempo», continuó Beaumont. «Tengo un claro mandato de trabajar con Bernard [Laporte] para implementar y cambio progresivo, significativo y sustentable».

Beaumont hizo públicas sus propuestas a través de un manifesto en el que vertió ideas generales y poco específicas y en un puñado de entrevistas. El mayor énfasis del inglés está puesto en revisar la estructura gubernamental de World Rugby y en el modelo de negocios.

Como Pichot, augura más oportunidades para los seleccionados del Tier 2, aunque no especifica de qué manera. Algo es seguro: ni el Seis Naciones ni la gira que cada cuatro años realizan los British & Irish Lions por el hemisferio sur se tocan. Así, una Liga Mundial como la que había imaginado Pichot parece imposible. «Una variante podría ser jugada en las ventanas internacionales, con ascensos y descensos, evitando que los 10-12 mismos equipos se repitan. Hay otras competiciones internacionales, pero están las ventanas en julio y noviembre, y si las juntamos podríamos tener dos meses completos y armar un torneo. Evidentemente no sería anual, porque está el Mundial, los Lions… Pero vamos a reflexionar. ¡Una competición así sería excitante!», dijo durante la campaña en una entrevista a AFP.

Fuente: AFP

Así, el cruce entre las naciones del Tier 1 y el Tier 2 quedaría limitado a las dos ventanas internacionales, en las que también deberá haber necesariamente partidos entre las potencias del norte y del sur.

Ante este escenario, es válido preguntarse por qué uniones del Tier 2 se inclinaron por Beaumont. De un lado, no todos estaban convencidos de la Liga Mundial que propuso Pichot, ya que si bien daba igualdad de oportunidades para todos, limitaba al número de países que se podían subir a la Liga a dos o tres en principio (luego la movilidad dependería del éxito deportivo) pero dejaba afuera completamente al resto, al menos hasta que se ganaran el ascenso.

Además, persisten cuestiones políticas y vínculos de larga data que hacen difícil romper el status quo, sin olvidar que la mayoría de las uniones están gobernadas por un establishment conservador con dirigentes que responden más al perfil acartonado de Beaumont (68 años) que la inquietud y pujanza de Pichot (45).

Más allá del impulso que le dio Pichot a la región de las Américas, la relación entre los países angloparlantes con Inglaterra tiene su peso. De allí a que los cuatro votos de Norteamérica (dos de la región, uno de Canadá y uno de Estados Unidos) se hayan repartido en partes iguales. Y eso que Estados Unidos apoyó al argentino pese a algunas diferencias que habían sostenido luego de que éste llegar a integrar su Consejo Directivo.

En Oceanía, más allá del apoyo de la Sanzaar (Australia y Nueva Zelanda), los votos también se dividieron. Mientras que la región apoyó a Pichot, Samoa y Fiji fueron con el inglés. Beaumont había promovido la candidatura de Francis Keane, presidente de la Unión de Fiji, y más allá del escándalo que obligó a bajarlo de la elección (fue acusado por organismos de derechos humanos internacionales de homofobia violenta), la alianza se mantuvo en pie. Además, Beaumont jugó una carta inteligente (en materia política, al menos) cuando en su manifesto incluyó la posibilidad de que los jugadores que juegan nacionalizados para otro seleccionado puedan representar después de un tiempo a su país de origen. Hay muchos isleños que juegan para All Blacks, Wallabies y hasta seelccionados europeos.

Otras de las iniciativas de Beaumont, menos tangibles para el aficionado, son las de transformar la estructura de gobierno de World Rugby, revisar la política financiera para lograr una mejor distribución de los ingresos y más transparencia, y continuar con el monitoreo de las reglas para priorizar la salud de los jugadores y el incentivo al rugby femenino.

«Como organización, debemos liderar, se transparentes, confiables y seguir trabajando para todos», siguió Beaumont. «Debemos estar unidos en nuestro impulso por hacer este gran deporte todavía mejor, más simple, seguro y accesible. Debemos escuchar a los jugadores, fanáticos, competiciones, uniones y regiones, y tomar decisiones que respondan al mejor interés de todos con nuestros valores como guía.»

Sir William Bleckledge Beaumont nació en Chorley, Lancashire, al noroeste de Inglaterra (cerca de Manchester y Liverpool). Jugó para Fylde Rugby Club desde los 17 años, representó a Inglaterra en 34 Test Matches entre 1975 y 1982 y llegó a ser capitán de la Rosa. También vistió la camiseta de los British & Irish Lions (7 caps) y los Barbarians (15 partidos). Después de retirarse prematuramente por una lesión a los 33 años inició su carrera como dirigente dentro de la unión inglesa (RFU), a la que presidió entre 2012 y 2016, año en que asumió el máximo cargo en World Rugby y donde estará sentado por cuatro más.

lanacion.com.ar

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